Por Dizán Ernesto Alvarado.

De este mal han sido presa muchas instituciones y la verdad no es sano, que una persona permanezca al mando de una entidad tanto tiempo, dado que se satura, pierde ilusiones y es más dable que incurra en vicios de tomar decisiones en nombre del grupo y se desahogue en tráfico e intercambios de favores y para ello, pues obvio, ese pago de favores no salen de su peculio sino del de todos, siendo en circunstancias normales que esos recursos comunes se podrían aprovechar de mejor manera, para bien de todos. En esas negociaciones, muchas, casi todas debajo de la mesa, pueden hipotecarse conciencias, tiempos futuros, alianzas oscuras, obediencias ciegas y esto, atenta contra la objetiva lucha por hacer crecer la entidad.
En el plano internacional hay muchos y a mano -del mismo medio del ajedrez- ejemplos de estos vicios y en el plano nacional hemos luchado por que las cosas sean más inclusivas, mas cristalinas, que se le de a la comunidad una mayor apertura hacia la federación y esta se abra a que los temas no sean tabú ni del control odioso de una persona. Hay que seguir luchando por que las cosas cambien.