Slider

La fuerza de Carlsen no la he visto desde Fischer




Miguel Illescas (Barcelona, 1965) es uno de los jugadores españoles mås importantes desde que el clérigo Rui López revolucionara el ajedrez moderno en el siglo XVI. Asiduo al Torneo de Linares cuando, en los 90, era el mejor campeonato del mundo, fichó dos años por IBM para programar Deep Blue, el ordenador que en 1997 batió a Gari Kasparov. Hoy compatibiliza su deporte, "ya casi un hobby", con talleres y conferencias para directivos de multinacionales desde sus empresas ajedrez21.com y ajedrezyempresa.com. "El ajedrez te permite conocer al rival y eso tiene un valor incalculable en una negociación", señala Illescas, autor de Jaque mate. Estrategias de ajedrez para aplicar en los negocios. Atiende a EL MUNDO desde Varsovia, donde juega con España el Campeonato de Europa de selecciones. Comentarå en castellano e inglés la final del Campeonato del Mundo entre Magnus Carlsen y Vishy Anand desde el canal especializado chessclub.com

P. ¿QuiĂ©n es el favorito en el mundial entre Carlsen y Anand?

R. Para mĂ­ es Magnus Carlsen y eso que te habla alguien que ha perdido muchas partidas con Anand. Este chico es un paso evolutivo, es una especie de mejora del prototipo de hĂ­brido hombre-mĂĄquina, y para mĂ­ practica un ajedrez futurista, galĂĄctico y no veo que puede hacer Anand contra eso. Tiene dos factores en contra que equilibran bastante la batalla: su falta de experiencia y el hecho de que se juega en La India.

Pero hay un factor en ajedrez que es esencial, como en la mayorĂ­a de deportes, la motivaciĂłn. Lo hemos visto en equipos como el Barcelona, que en algĂșn momento ha perdido la motivaciĂłn porque has ganado todo... Eso es un hĂĄndicap muy importante en deportes como el ajedrez, donde estĂĄs tĂș solo. Anand ha conseguido todo lo que un ajedrecista sueña con conseguir.

Enfrente tiene a un hombre joven, que no ha alcanzado todavĂ­a su objetivo y que estĂĄ deseoso de conseguirlo. Como decĂ­a Einstein, hay una fuerza mĂĄs poderosa que la energĂ­a atĂłmica y es la voluntad. Esa fuerza la tiene Carlsen y no la he visto en ningĂșn jugador desde la Ă©poca de Bobby Fischer.



P. ¿Cree que no ha habido un jugador desde Fischer con esa superioridad sobre los demĂĄs?

R. Es un poco pronto para decirlo. Carlsen lleva dominando el panorama mundial tres años. Kasparov ha estado 20 años. Fischer sólo estuvo tres años. No me fijo tanto en los resultados, sino en el juego, que es lo que da miedo de este chico.

P. ¿Por quĂ©?

R. Porque Carlsen estå un poco mås allå de lo que se ha visto hasta ahora. En posiciones donde los grandes maestros, incluido Kasparov, pensarían que las tablas son inevitables, resignåndose al empate, aceptåndolo internamente, este muchacho las juega con absoluta dedicación y empeño. Para él no existe el concepto de callejón sin salida, de hasta aquí hemos llegado, de punto terminado, él sigue y sigue. Y realmente provoca los errores de los rivales, por la tenacidad con la que se emplea unida a una calidad un poco futurista. Aplica los principios clåsicos de toda la vida y combinåndolos con el espíritu concreto que hoy nos brinda la informåtica.

Las reglas tienen excepciones y este chico se ha especializado en detectarlas. Eso es lo realmente difĂ­cil del ajedrez y de cualquier ĂĄmbito del conocimiento humano. Porque lo fĂĄcil es seguir las normas. Hay una serie de normas para invertir en Bolsa, pero los que siguen a rajatabla el manual no son los que mĂĄs ganan, los que mĂĄs ganan son los que saben cuando salirse de la norma y hacer algo diferente.

P. ¿Los aficionados esperan que el foco mediĂĄtico vuelva hacia el ajedrez?

R. Magnus es mediĂĄtico, porque es un chico enigmĂĄtico, se parece a Matt Damon, tiene cara de boxeador, podrĂ­a protagonizar una pelĂ­cula de Hollywood, es joven, patrocina una marca de tejanos, pero no le veo el carisma a Kasparov o a Fischer. SĂłlo lo demuestra en el tablero. Es el clĂĄsico deportista que habla jugando. El mensaje de Carlsen al mundo son sus jugadas.

P. ¿PodrĂ­a poner un ejemplo prĂĄctico de ello?

R. Hace unos dĂ­as, en San Luis, con tablas quedaba campeĂłn, jugĂł una partida durĂ­sima contra el nĂșmero dos del mundo. La posiciĂłn parecĂ­a tablas, el otro le intentĂł engañar media horita y al fin le ofrece tablas. Magnus se le queda mirando y dice ahora no quiero. Y se juega el tĂ­tulo en el torneo por el capricho de rechazarle las tablas, por el hecho psicolĂłgico de decir: "Toma nota tĂș y el resto del mundo de que a mĂ­ no me podĂ©is tener media hora aquĂ­ tonteando una posiciĂłn igualada".

Este tipo de mensaje que va contra el mundo pragmĂĄtico que vivimos de si puedes estar cinco con una cosa para quĂ© vas a estar seis. Ese cariño por tu trabajo, esa bĂșsqueda de la perfecciĂłn no es frecuente en el mundo actual. Ese don lo hace Ășnico.

P. ¿Le ve capaz de tomar la revancha del hombre contra la mĂĄquina?

R. Hoy en día estamos muy atrås, la diferencia es abismal. El ajedrez no perdona el pequeño error, el ajedrez premia la regularidad y ahí las måquinas son insuperables. De todos modos, habría que darle a Carlsen seis meses de tiempo para prepararse el encuentro. Poner mucho dinero en la mesa para que pudiera contratar a los mejores entrenadores y pactar unas condiciones justas en cuanto a la duración de las partidas. En ese caso, tendría una posibilidad de empatar el match, ganar es casi imposible.

Yo ayudĂ© a Vladimir Kramnik a preparar el duelo contra la mĂĄquina en Barhein en 2001 y la forma de motivarle fue la siguiente: preparĂĄbamos una posiciĂłn muy difĂ­cil y yo le decĂ­a calcĂșlalo. Él lo hacĂ­a perfecto como mucho esfuerzo. Yo decĂ­a, mira la mĂĄquina mejor no lo puede hacer. PerfecciĂłn contra perfecciĂłn, tablas. Es a lo mĂĄximo que se puede aspirar.

Cuando te digo que Carlsen es un híbrido es por lo siguiente: el ajedrez ha ido por delante de la sociedad con la informåtica. Ahora te pones unas gafas de google, estås conectado a internet y tienes una formación en la que la informåtica y unos valores de la sociedad tecnológica, eres un poco robot también. Ese el perfil laboral que veo para el futuro y que Carlsen encarna bastante bien.

P. ¿Ves alguna cualidad especĂ­fica del ajedrez que pueda aplicar a los mercados?

R. Hubo una época en la que hubo una campaña en la revista New in Chess, que es la que leemos los grandes maestros, y captaron a varios. Pero el caso mås conocido fue el del ex director del FMI, Kenneth Roggof, que fue gran maestro cuando costaba mucho serlo, en el mundo éramos 200. En muchas entrevistas, él explica las muchísimas facetas ajedrecísticas que él utiliza.

P. ¿CĂłmo por ejemplo?

R. Te puedo poner muchos, pero te pongo uno concreto: el de la negociaciĂłn. Las personas cuando negocian no tienen la capacidad empĂĄtica que tiene un ajedrecista, que siempre se estĂĄ preguntando quĂ© quiere el otro. El ajedrecista que no hace eso no es un buen jugador nunca. TĂș ves una jugada del otro y te estĂĄ explicando muchas cosas: ves quĂ© quiere y cĂłmo estĂĄ intentando conseguirlo. Puedes relacionar muchas cosas de la otra persona con su psicologĂ­a, con sus circunstancias, sus objetivos y acabas conociendo al rival mejor que a su madre. En una negociaciĂłn de cualquier ĂĄmbito, imagĂ­nate si eres capaz de entender lo que la otra persona necesita, lo que quiere y cuĂĄles son sus lĂ­mites, eso puede tener un valor incalculable.

Esas es una de las ĂĄreas pero hay muchas otras. El ajedrecista tiene una toma de decisiones constante, y muchas veces contra el reloj y muchas veces en escenarios negativos, en escenarios deprimentes, donde lo Ășnico que te puede mantener a flote es saber que si sigues manteniendo la esperanza y haciendo la mejor defensa posible, eso tiene mucho valor. La mayorĂ­a de la gente se derrumba ante las dificultades, comete un error tras otro, y el ajedrecista se acostumbra a convivir con el error, con el estrĂ©s y ese nivel de exigencia. Es capaz de mantener las emociones a raya...

P. Después estå la visión estratégica.

R. Hace poco hablaba con un amigo que es directivo en Repsol me decía que el ajedrez le había ayudado a ser mås sutil en los procesos estratégicos, a ser mås paciente, a saber cuåndo hay que esperar y cuåndo hay que actuar, a detectar los momentos críticos y en general creo que sí que hay muchos puntos de contacto y que no estån muy explotados.

Yo he dado talleres en TelefĂłnica, en Panasonic di un taller que finalizaba con un coaching en el que yo conocĂ­a las partidas de cada uno y sabĂ­a mucho de su personalidad. Me decĂ­an pero cĂłmo sabe esto de mĂ­, o esto de mi carĂĄcter, pues porque habĂ­a visto sus partidas. El ajedrez conecta con el carĂĄcter estrategia, el ajedrez es estrategia en estado puro.

Fuente: elmundo.es



© Todos los derechos reservados 2023
Hecho con por adjaquemate